12/4/09

Escribir una entrada

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Abrir una cuenta en un servidor que ofrezca la posibilidad de tener un “blog” en el que poder contar nuestras aficiones, expresar nuestros pensamientos de forma escrita, compartir nuestro día a día con el resto del mundo conectado a la “World Wide Web”, es algo bien sencillo, y que conocéis todos los que tenéis abierta una cuenta, por ejemplo, en “Blogger” (sobra decir que existen más servidores que proporcionan servicios similares, pero permitidme que haga ejemplo de aquél que me permite publicar estas palabras).

Escribir una entrada, sobre todo si ésta se extralimita de los formatos clásicos de líneas y párrafos, es tarea ya algo más complicada, no sólo por el esfuerzo creativo, sino por darle a la misma la apariencia final deseada. Aquí os hablaré del método que he utilizado desde mi primera entrada, o “post”.

¿Qué hacemos cuando queremos escribir un documento? Recurrir a un paquete de ofimática; los hay de pago y gratuitos (en línea), para cualquier procesador y soporte. Y es que no hay nada más cómodo que un buen procesador de textos, a no ser que aún pertenezcamos a ese grupo de incondicionales de la pluma y el tintero, o del humilde bolígrafo de usar y tirar. Ni con la pluma ni el tintero, ni con el humilde bolígrafo podremos publicar nuestros partos mentales en cualquier servidor, por muy grande que sea el empeño. Pero sí con algo parecido a un procesador de textos, uno capaz de reconocer la plantilla de nuestro “blog” y de ponerse en contacto con él cuando sea preciso. Puesto que el sistema operativo de mi unidad es Windows Vista me decidí, desde un primer momento, por el paquete Windows Live.

Windows Live ofrece una amplia oferta de soluciones prácticas para nuestro trabajo diario tanto en “on line” como en “off line”. El que ahora es objeto de nuestro interés es uno de los programas que vienen en ese conjunto, Windows Live Writer. Con esta utilidad podremos crear nuestras entradas sin preocuparnos de las molestas directivas y etiquetas que dan formato a los textos en el lenguaje “HTML”. Windows Live Writer lo hará por nosotros. Y su uso es completamente intuitivo, ya que funciona al igual que cualquier procesador de textos, eso sí, con ciertas limitaciones. Con el citado programa podremos, entre otras acciones:

  1. Crear nuestras entradas.
  2. Editar las mismas (conservando la misma fecha de creación).
  3. Editar el formato.
  4. Obtener una vista previa.
  5. Asignar categorías y etiquetas.

Windows Live Writer actualizará cada cierto tiempo sus datos con el servidor de nuestro “blog”, si bien podremos hacerlo cuando queramos (es decir, cada vez que modifiquemos nuestra plantilla, recomiendo que actualicemos el programa). Y si guardamos las entradas, tendremos así una copia de seguridad de las mismas en nuestro equipo, dándonos así la oportunidad de editarlas y actualizarlas, conservando su fecha de publicación y posición en el “blog”.

No es ésta una entrada publicitaria; es una entrada consejera, puesto que otros “blogs”, concretamente en los comentarios, es frecuente encontrarse con consultas de cómo conseguir que aparezca esta línea de tal o cual manera, o la mejor manera de publicar entradas con código “HTML”, cosa que se nos simplifica con editores de “blogs” de este tipo.

9/4/09

La “Nada”, el “Todo” y algo de respeto

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La primera, femenina; el segundo, masculino –al menos dentro de nuestro sistema lingüístico—. Aun prescindiendo del género, Nada y Todo, Todo y Nada son antónimos con base en un universo dual, el nuestro. La dualidad es cárcel y libertad; dependerá de nuestro enfoque, de nuestras creencias, del entorno en que nos desarrollamos y del cual en el que vivimos, el que seamos mandatarios o esclavos en un sistema de contrarios.

El arquetipo numeral en occidente tiene base diez. Diez son los elementos con los que calculamos y predecimos. Y al combinarlos, el lugar ocupado por cada uno de los formantes de la expresión final es significativo. Porque es así podemos reducir nuestros diez protagonistas a únicamente dos, el 0 y el 1. Consciencia en base diez, inconsciencia en base dos. Somos duales.

Un universo dual. Si esta es nuestra realidad, la diversidad se resume en la suma de elementos opuestos. La contradicción, el antagonismo, he aquí el germen de nuestra existencia.

Uno más uno son dos. Uno más cero es uno. Cero más uno es uno. Si a “uno” le agrego “algo” que hace que sea el mismo “uno” el resultado, entonces, ¿qué es el “cero”, sino “nada”? Demos la vuelta a las sentencias anteriores, y tendremos que: Dos es uno más uno; uno es uno más cero; uno es cero más uno. ¿Es realmente igual decir lo primero que lo segundo? ¿No tiene acaso, el “cero”, un valor añadido en las expresiones reformuladas? “Cero más uno es uno”, el “cero” se diluye, deja de existir; sin embargo, en “uno es uno más cero”, el “cero” es parte constitutiva de la unidad. ¿Es esto un juego lingüístico o la demostración palpable de que la “Nada” forma parte del “Todo”, y de que el “Todo” necesita de la “Nada” para su propia existencia?

A lo largo de las culturas y formas de pensamiento, la determinación del “Ser” y del “No-Ser” ha sido piedra angular en la creación filosófica. Clave de la filosofía que ha pasado a la física teórica y cuántica, pues, y en tosco resumen, los experimentos llevados a cabo en ciclotrones no persiguen más que alcanzar el conocimiento que nos ilumine sobre la existencia de la “Nada”, el origen, y quizás, el final. Hablamos de “Ser” y de “No-Ser”. Si existe una línea –que no tiene por qué ser bidimensional, digamos mejor, n-dimensional— que divida el “Ser” del “No-Ser” entonces el “No-Ser” es otra forma de “Ser”, aunque lo citado pueda parecer un oxímoron. Llegaremos a un equilibrio de la conciencia cuando atisbemos que el “Ser” y el “No-Ser” no son dos caras de la misma moneda, sino la moneda en sí, es la “Moneda” y la “No-moneda” los que hacen que exista en nosotros la percepción del objeto en sí.

La Semana Santa es el final de un ciclo que se repite año tras año. El Maestro Jesús sacrifica su vida encarnada para sacar de la ilusión a los “hombres de buena voluntad”, los de “querer conocer y saber”, y mostrarles la realidad de la existencia mediante la resurrección. Del “Todo” a la “Nada”, y de la “Nada” al “Todo”. El sacrificio no es más que un símbolo de la transformación del “Ser” en el “No-Ser”. Un arquetipo, un paradigma, un modelo, a través del cual enseñarnos, y reconfortarnos por las pesadas cargas que hemos de superar en esta ilusión que denominamos vida.

Días llenos de significado y simbolismo; religioso para unos, metafísico para otros. De disfrute y sosiego para una gran mayoría. Pero días de respeto, y reflexión, sin duda. Son palabras estas, las mías, sin contenido religioso alguno; sí llenas de reflexión, y de respeto. Y este último, que tendría que ser el primero, hace nula presencia en contados –muy contados, afortunadamente— medios de comunicación, que utilizan el fervor, las creencias y la pasión transcendentes de muchos en dianas de sus mofas y befas de mal gusto. La ausencia de respeto es el vehículo de sus críticas. Periodistas –en el que caso en que lo sean—de la palabra fácil y del burladero. Periodistas de la cobardía, que apuntan sus cizañas contra aquellos que no devolverán el ataque en forma de modelo vestido de TNT.

Regresemos al principio. Entonces, hemos vuelto al “Todo”. Quizás, a la “Nada”. “Todo” y “Nada” serán interpretados de diferentes formas según el origen y la cultura. Pero el “Todo” de allí o de aquí, y la “Nada” de aquí o de allí, podrán de nuevo ser dos y uno siempre y cuando el respeto sea el tercer eslabón de la trinidad.

7/4/09

English at your own pace

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This new section aims to help those students of the English language who are fed up with those boring ways of learning based on voluminous grammar books and publications of the like.

I will try to rewrite them in a no-so-formal-way-of-telling-someone-that-that-part-of-the-English-language-is-for-this-and-for-that. Maybe I will make some mistakes; I think I will for sure. Do not punish or punch me if I do, but look up the right form in a good dictionary or grammar book.

¿Reasons? A good one would be that I like teaching; and the best one: I am involved in the E-Learning world; nowadays teaching and learning are changing their ways to get their tasks, mainly to free time and locations. No everyone is in their 18s to take up a new degree. Many people around the whole world are thirty, forty, fifty… “etcsome” years old, and obviously they normally have no time to spend at a university. So, the only way left to study is at a distance, and one of the best way to do that is through Internet, that is to say, E-Learning.

So, welcome everyone to this brand new section. Every now and then I will post some words on it. Enjoy it!

4/4/09

El fonema /k/ y sus grafías “k”, “qu” y “c”

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Parece que existe una tendencia a la simplificación; la economía del idioma (aparte de la monetaria) es norma, o más bien, se hace norma, y así nos vemos invadidos por publicidad repleta de extranjerismos y de grafemas extraños –hasta yo mismo dudo en innumerables ocasiones debido a la proliferación de los mismos—.

Lo que ya no es de recibo, y menos aún objeto de disculpa, es el uso indiscriminado de grafías que no se corresponden en absoluto con las normas propias de la ortografía española; véase, por ejemplo, el desplazamiento de la c por la k, o de la suma qu por también esta última, la k, cuando existe la coincidencia fonética. La letra k se convierte así en lema de una revolución de masas que bogan por el analfabetismo y la incultura. “Sed iletrados, y seréis fácilmente manipulables”, dijo la K.

Pero que *koncierto, *quelvin y *keso suenen igual que sus correctas kelvin, queso y concierto, no significa que podamos convertir el desconcierto sonoro en uno gráfico. Así que recordemos que:

  1. Delante de las vocales a, o, u, siempre, siempre, c: cabestro, cabezada.
  2. Delante de las vocales e, i, siempre, siempre qu: querer, quintil.
  3. Final de sílaba o palabra, siempre, siempre c: acción, actitud, coñac.
  4. Si dudamos entre –c—y –cc—recordemos, investiguemos, si en la familia de esa palabra existe alguna con –ct—; si así es, entonces es –cc—, como en: acto > acción, dictar > dicción.
  5. Y nuestra K. Que no es dictadora ni manipuladora, sino una letra más, que escribiremos en palabras de origen extranjero en las que se ha respetado la grafía de origen; la Real Academia de la Lengua Española ya admite que muchas de estas palabras puedan escribirse según nuestras c o qu; así: kilogramo/quilogramo, kilómetro/quilómetro.

La letra k es un elemento más de nuestro sistema lingüístico; no hagamos de él algo que no es. En el concierto está el equilibrio. Y tengamos siempre presente que un sistema desequilibrado puede transmitir su entropía desbocada a otros.

3/4/09

Jugando con los anchos

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Como veis he cambiado la leyenda correspondiente a los comentarios publicados que tras cada “post” suele haber por un icono con el número de los mismos, modelo que además he utilizado para designar a los comentaristas visitantes, es decir, vosotros.

Por esto de los bloques, los anchos, altos, "margins” y “paddings”, “Mozilla Firefox” e “IE” casi se hace tarea imposible acomodar distancias, numerología e iconografía.

La solución más simple que he encontrado ha sido modificar los anchos totales del “blog”, que por otra parte he descubierto que incluso queda más diáfano.

Mi consejo; si decidís realizar tal cambio, probablemente tendréis que hacer lo mismo con los anchos que definen vuestra plantilla.

2/4/09

Cambiar el estilo de nuestros “links”

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Como ya sabréis, los “links” vienen definidos en las primeras líneas de código, en la pseudoclase “a”, de esta forma: “a:link/visited/hover/active {propiedad:valor;}”; quedan así de esta manera definidos los estilos para todo nuestro “blog”.

Ahora bien, puede ocurrir –como es el caso de este “menda lerenda”—que queramos modificar el estilo de ciertos vínculos  por razones de diseño; el asunto es sencillo, pero debemos tener cuidado en la escritura del código.

En primer lugar tendremos que decidir la clase donde estarán los vínculos que queramos modificar; llamémosla, por ejemplo, “enlaces” –en mi caso concreto, fue en “.comment-link” donde tuve que realizar las modificaciones oportunas.

Y ahora, el quid de la cuestión:

  1. Crearemos las siguientes clases:
    1. enlaces:link {propiedad1:valor1;… propiedadn:valorn;}
    2. enlaces:visited {ídem}
    3. enlaces:hover {ídem}
  2. Nuestra clase “enlaces” estará precedida por “#” o por “.”, dependiendo de si queremos asignarla a un elemento o a varios –también seguiremos la sintaxis de la clase a modificar, es decir, si era “#” o “.” por los que venía definida anteriormente.
  3. Colocamos la lista de “1.” debajo de la clase a modificar.

Siguiendo esta estructura tendríamos que conseguir nuestros propósitos.

Otros diseñadores apuntan a esta sintaxis:

  • “enlaces a:link {propiedad:valor;}”;

en principio esta sintaxis tendría que dar el mismo resultado que la anterior (el literal dentro de las comillas); personalmente la he probado, y no funciona con ciertos navegadores, entre ellos “Mozilla Firefox”. Las sentencias que os escribo al principio al menos funcionan en este navegador y en “IE”.

Una referencia a la entrada anterior. A ver si aparece ese “ángel” que me aclare cómo poder modificar el botón y los “tooltips” del buscador que puede instalarse desde los “widgets” que hay en “Elementos de página”; añado además el conseguir cambio de color en los textos mostrados en el evento “hover”. Comentarios, por favor.

1/4/09

Selectores “ID”

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Esta entrada, aunque breve y probablemente de escasa información para los avezados en “CSS”, contiene un concepto fundamental a la hora de crear nuestras hojas de estilo o modificar la plantilla que en su día escogimos como plataforma base para nuestro “blog”: los selectores “ID”.

En el diseño de nuestro código es conveniente separar –y así seguimos la norma—el código “HTML” y el correspondiente a las hojas de estilo “CSS”. ¿Por qué razón? Pues porque, en primer lugar, nos será más sencillo manipular el resultado final de nuestro “blog”; por supuesto esta afirmación se extiende a las más que seguras modificaciones posteriores; y en segundo lugar, para ayudar a que nuestro “blog” sea lo más accesible a cualquier tipo de terminal, incluso navegador.

Para lograrlo, es tarea imprescindible comprender tal concepto, pues una vez dominados nos será muy sencillo incluir cualquier tipo de elemento en nuestro “HTML” y posteriormente cómodamente editado a través de nuestra hoja u hojas de estilos. Pensemos en los “ID” como elementos “bloque”, que podemos colocar a nuestro antojo allí dónde queramos. Usémoslos pues, primero como tales. Una vez definidas las acciones y posición del mismo, es el momento de diseñar nuestra hoja de estilos. Así, si definimos un “ID” como por ejemplo, <… id= ‘mielemento’…> lo llamaremos para su diseño en nuestra hoja de estilos como #mielemento.  Sólo podemos usarlo una vez en nuestro documento. ¡Y mucho cuidado con los caracteres empleados!, pues sólo pueden estar formados por letras, números y guiones. Siempre comenzarán por una letra, y un apunte más: aunque no estoy del todo seguro, aconsejo que no se utilice, por ejemplo, #MiElemento como #mielemento, y viceversa. Es importante conservar la sintaxis; después de todo, estamos construyendo en una “web semántica”.

Este consejo podréis encontrarlo en cualquier publicación sobre “CSS”. En mi caso particular, mis fuentes son “Diseño web con CSS”, de Ralph G. Schulz y “CSS”, de Xavier Colomés Fornós; el primero de Marcombo, y el segundo, de Anaya.