29/12/10

CNN+ ¡Hasta siempre!

Inicio / Top

CNN+ dejó de emitir. 24 horas diarias de información actual, dinámica, fresca, audaz, moderna, culta, transmitida por el buen hacer de todas las personas que para la cadena dedicaron su trabajo, su profesionalidad, su desempeño, su empeño, sus ilusiones, sus esperanzas. Su espacio legítimo es ahora ocupado por una emisión sin fin anunciando uno de los muchos esperpentos atonta masas que intentan invadir nuestros hogares día tras día.

No comulgaba precisamente con el ideario general de su equipo. Pero sí con su forma de tratar la información, de acercarla, y de responder a una necesidad inteligente y sensata del uso de la televisión. ¿Cómo es posible que sigan otras cadenas televisivas, verdaderas servidoras del disparate y del desatino, y que sea precisamente CNN+ a la que le toque el apagón? Nos queda, afortunadamente, Intereconomía, La Dos, y vaya, Clan, que uno es muy aficionado a los dibujos animados; por exclusión podemos adivinar aquellas (nota; “aquellas”, en este caso, no va acentuada, no por seguir las nuevas normas ortográficas, sino porque puede ser substituida por el artículo, por preceder a una oración de relativo que es el referido) que entran en la categoría desatinada del disparate. Y tampoco son todas las demás las que incluyo en la misma. Pienso en una en concreto; quizás, en dos.

Me preocupa que algo así haya sucedido. Es muy grave el que una corporación de la magnitud de CNN+ cierre sus puertas; parte del gran poder constituido por los entes de la información se desmorona. Motivo: las pérdidas. Ahora bien, ¿es que todas las demás cadenas tienen beneficios? ¿O habrá otras poderosas razones que transciendan las económicas? O tempora, o mores!

24/12/10

La ortografía de la crisis

Inicio / Top

En estos tiempos de crisis, antes desaceleración de procesos, parece que el reduccionismo vuelve a ser el gran protagonista. Y éste ha llegado también a nuestro querido, divulgado y extendido idioma español. La nueva ortografía ha sido afectada de esta corriente filosófica, aún frecuente en ciertos campos del conocimiento y más en los de la ignorancia. Acomodar el lenguaje a las hablas actuales y a los nuevos tiempos; es cierto que el sistema lingüístico de toda comunidad lingüística es un complejo sistema vivo, afectado por los cambios de todos los parámetros que componen una sociedad, y, por tanto, sensible a los cambios. Mas lo recientemente acontecido es fruto de la deliberación intencionada de un grupo de élite que dice haber investigado y estudiado diacrónica y sincrónicamente el idioma español.

Preocupante es, además, que este reduccionismo se nos presente como una novedad. Por ejemplo, la “y”, comúnmente conocida por todos como i griega (por tener su origen gráfico en la letra griega ípsilon), ya era denominada “ye”, como se puede comprobar en la 41ª edición (de la que guardo como un tesoro un ejemplar) de la “Ortografía práctica de la lengua española” de D. Luis Miranda Podadera. Pero perder definitivamente su origen griego por ser su uso más consonántico que vocálico es perder, si no renunciar, parte de su identidad. Otro ejemplo; el que la grafía de la vocal media posterior ya no se acentúe entre cifras. En realidad ésta era una licencia, permitida para evitar confusiones. Explica su actual soledad acentual el que los equipos ofimáticos diferencian con claridad la “o” del “0”. Está clarísimo, “o” y “0”; muy claro, “o” y “0”; y no digamos “O” y “0”. Sigamos.

Hay más cambios; “solo” se queda como está, “solo”. Y los demostrativos, ¡ay!, “pobrecicos” míos, qué solos se quedan, también, ellos. Yo solo digo que qué triste es todo esto. Claro, no va a ser triste, si lo digo solo; o, ¿solo digo nada más que eso, y nada más, se admita la redundancia? Y entonces, vaya, sí que es desconsolador, puesto que vuelvo a decirlo solo. Tanta soledad no tiene que ser saludable.

Es una pérdida de la referencia, del origen. No se trata de la búsqueda de la practicidad, sino de la simplicidad. Y ser simples conduce a ser ignorantes, manejables, útiles para ciertos propósitos. Alimento para el caos. Sería interesante aplicar el mapa logístico y = a x(1-x), donde “x” va tomando los valores de “y” (no “ye”) en un continuo sin fin. Apostaría a una solución propia de un estado caótico. Pérdida de la diferenciación, de la variedad, de la diversidad. Es una concreción al absurdo. Adverbio y adjetivo reducidos a la unidad. Pronombre, adjetivo y nombre reducidos a la soledad de la unidad. Dé gracias a que a partir de ahora no tendrá que pensar en si es “sólo” o “solo”, o si “este” es “éste” o “aquél”, o que si este último deja o no de llevar acento ortográfico o diacrítico (¡oh, Dios mío, qué palabrotas!) cuando éste, perdón, este, pueda o no ser substituido por el artículo.

Ya no habrá que pensar más en estas cuestiones. Nos acaban de simplificar la vida. Seguimos en el empeño por la simplificación. No piense y sea simple. Veo un oscuro y bien diseñado propósito en todo esto. Mas sea como fuere, ¡feliz Navidad a todos vosotros!

22/10/10

Asimilando civilizaciones… Y sigue…

Inicio / Top

Y continuará, seguro. Y como prueba, la siguiente. Página 10; sección, “Enfoque”; diario “ABC”, viernes, 22 de octubre de 2010. Artículo titulado, “Protestas en Francia. De la huelga a los disturbios”. Destacado del resto en fondo gris. Título principal, “Turbas juveniles”. Lo mejor, la magnífica fotografía que ocupa buena parte de la página especificada y parte de la siguiente. Ahora, por favor, observen con atención la misma, y fíjense en todos los detalles, en quienes con actitud amenazadora y vacía de contenido sonríen al fotógrafo, en quienes esconden sus rostros, y en quienes levantan un vehículo hasta su vuelco.

Dicen las noticias que las revueltas en Francia tienen su origen en la decisión de la Presidencia Francesa de atrasar la edad de la jubilación, y que continúan motivadas por tal propuesta de reforma del sistema de prestaciones francés. Después de ver, observar y analizar tan magnífica y reveladora fotografía, se infiere que estas hordas juveniles no se movilizan precisamente porque la Presidencia Francesa quiera atrasar la edad en que una persona puede pasar a percibir la prestación por jubilación. En el fondo está la respuesta. La verdadera esencia. Magnífico trabajo, y mis modestas felicitaciones al equipo de “Enfoque” del diario “ABC”.

21/10/10

Asimilando civilizaciones

Inicio / Top

Probablemente hubiese sido más acertado titular la presente entrada, “asimilando sinónimos”, o, mejor aún, “asimilando integraciones”; también hubiera sido válido titularla, “integrando asimilaciones”, pero en este último caso recurrir a la Regla de L’Hopital o al Teorema de Stokes habría sido, si no preceptivo, sí de tener en cuenta.

Un primer párrafo propio de locos, o de besugos, sin ánimo de ofender al espárido. Perfecto para introducir que “asimilar” pueda ser tipificado como un “crimen contra la humanidad”. Claro, el verbo puede inducir a la pérdida de raíces. Vamos, que uno puede disfrutar de las ventajas que proporciona la civilización, y conserva los derechos a destruir y esquilmar ésta una vez que la “integración” tomó efecto. En otras palabras, ellos se “integran” y nosotros “asimilamos”.

Termino aplaudiendo las palabras de la actual canciller de Alemania, Ángela Merkel: “Nos sentimos ligados a los valores cristianos. Aquellos que no los acepten no tienen lugar aquí.” Claro, lamentablemente, su “aquí” no es nuestro “aquí”; en nuestro “aquí” condecoramos y vitoreamos a quienes no se integran pero persiguen nuestra “asimilación”. Igual van a tener razón aquellos que defienden que la Historia es cíclica. En cualquier caso, quiero que mi “aquí” sea el “aquí” de la canciller de Alemania, el “aquí” de Europa, el “aquí” de Occidente, el “aquí” de nuestra civilización cristiana.

12/9/10

11 de septiembre de 2001

Inicio / Top

Hoy es doce, mes, septiembre, año, 2010. Como corresponde a cualquier mes del calendario, al día once le sigue el doce; como corresponde en la serie de los números naturales y en la de los enteros, al once también le sigue el doce. Pero este once es distinto a cualquier otro once, al igual que su correspondiente doce también lo es de los otros doce. El 11 de septiembre de 2001 cayeron las Torres Gemelas. ¿Recuerdas dónde estabas tú ese 11 de septiembre de 2001? Yo estaba en Riópar, precioso enclave de la provincia de Albacete, con mi madre, en un restaurante, esperando a ser servidos; al fondo, una gran pantalla de televisión; fijo mi atención y descubro, atónito, que están retrasmitiendo por una cadena de gran audiencia, y en directo, un pavoroso incendio en una de las Torres Gemelas. “Parece ser que según nuestro corresponsal en Nueva York una avioneta ha impactado contra una de las torres más famosas del mundo…”, dijo, más o menos con parecidas palabras, un no menos atónito y nervioso, y excelente comentarista, periodista y director. “¡Mamá, mira, es un incendio en una de las Torres Gemelas!”, dije mostrando mi asombro a mi madre, quien se encontraba algo más alejada del televisor. Unos minutos más y en directo, esta vez acompañado por ella, ambos frente a la pantalla sin despegar nuestros ojos de la misma, vemos cómo un avión comercial de gran envergadura se dirige con decisión hacia la segunda torre, impactando en ella, y provocando una terrible y espantosa explosión.

Demasiadas vidas que encontraron en un mismo día un fatal destino. Vidas que han de permanecer en nuestro corazón y en nuestra memoria. Vidas que dieron su vida por intentar salvar a otras vidas. Vidas que fueron vidas. Vidas que siguen siendo vidas.

El 12 de septiembre de 2001 la congoja, la desesperación, la impotencia fueron protagonistas; pero también, la fe, la esperanza y el amor; por continuar en la búsqueda de supervivientes; por ofrecer al llanto un atisbo de sonrisa; por sanar una herida que partió en dos, no sólo a una nación entera, una gran nación, sino al mundo libre y civilizado.

Este doce, mes, septiembre, año, 2010, que también sea ese 12 de septiembre de 2001. Recordemos a los que dieron su vida por la libertad y la civilización. Estemos alertas y despiertos frente a los que siguen en su empeño por destruir nuestra libertad y nuestra civilización. ¿Una nueva Córdoba a dos manzanas de la Zona Cero? Nunca Más.

3/9/10

El laberinto

Inicio / Top

Recuerdo que, precisamente, eran los laberintos mis pasatiempos favoritos cuando de pequeño buscaba afanosamente la sección en la que el tiempo no contaba. Estaban los laberintos serios, para adultos, aquellos que tras su conclusión no tenías más remedio que ir a refrescarte los ojos con abundantes chorros de agua; y los no tan serios, para críos, niños y adolescentes, en los que era preceptivo ayudar a encontrar el objeto extraviado (situado en el centro del laberinto) a un desconsolado y todavía más perdido dibujito. Los laberintos siempre consiguen captar nuestra atención. Grafos humildes, empleados del entretenimiento. Mas , ¿es su desempeño actual su esencia? Sólo contemplar ancestros como aquél que es sombra de la rosa nos ilumina al respecto. Y si añadimos nuestro paso medido y meditado por sus caminos concéntricos quizás lleguemos a su verdadero porqué.

Probablemente nos cueste una vida el descubrirlo. Con total certeza hemos venido a esta realidad ficticia a desenmarañar nuestro propio laberinto, el que cada uno de nosotros somos, el que cada uno de nosotros llevamos. Ese laberinto, el laberinto que con sus muros levantados día a día con nuestros propios pensamientos nos impide llegar a ser uno con nuestro Ser. Un laberinto que, conforme se expande, contribuye a la expansión de nuestro Yo. Un laberinto que, conforme se expande, contribuye a la negación de nuestro yo. Vaya contradicción hermética, ¿verdad?

He aquí el laberinto: “No puedo… Si no fuese por… ¡No sirves para nada!… ¡Mira, él sí que sabe!… Claro, es que ha nacido en una buena familia… Yo quiero, pero es imposible… Eso no es para mí… Si tuviese más dinero, pero es tan difícil… ¡Virgencita, Virgencita, que me quede como estoy!… Más vale pájaro en mano que ciento volando… Eso es para ricos… No soy feliz… Me siento perdido… Me siento frustrado… Me siento, como en un laberinto…” ¿Quién me ayuda a seguir fabricando más muros? Vamos, es sencillo, los ladrillos son palabras, y la argamasa, pensamientos.

Es mucho más sencillo construir laberintos como el del ejemplo que salir de ellos… Pues bien, queridos amigos, tan sencillo como diseñar y crear caminos diáfanos que nos lleven a nuestro objetivo. Sólo hay que creer. Sólo hay que pensar. Sólo hay que sintonizar. Éste es tu trabajo. Podrán ofrecerte las herramientas, pero tendrás que aprender a usarlas. Podré ofrecerte mi guía, pero tú serás el móvil. Respira hondo. Vacía tu mente. Y ahora, crea tu propia realidad.

7/7/10

La insoportable levedad de la libertad

Inicio / Top

Comienza el autor de la maravillosa novela La insoportable levedad del ser con Nietzsche y su teoría del eterno retorno. Pasamos página, y continua Kundera con una certera, afilada y breve tesis sobre la carga y la levedad. Utiliza a Parménides y su visión dual del cosmos como pilar de apoyo: la carga es negativa y la levedad positiva. Tan seguro está Parménides como inseguro Kundera. Quizás sea éste un dilema a ser estudiado bajo los pares de contrarios del semiólogo Roland Barthes, a saber, el par carga/levedad contra el par positivo/negativo. Tampoco es que obtengamos una solución clara, pero sí que lo afrontamos desde una perspectiva diferente.

Perspectiva que me conduce a pensar, o sentir, que vivimos en la levedad de la libertad; el pensamiento o el sentimiento de un poder con raíces en las tinieblas y vivo en la sombra que nos ha liberado de nuestras cargas y nos ha entregado un mundo feliz de libertad ligera y sinuosa. Mis cargas, nuestras cargas, aquéllas que sí nos ayudan a crecer, ¿dónde están? Y en su lugar, otras, creadoras de confusión, esclavizadoras. ¿Quién, o quienes las puso? -¡Ah, pero mi mundo es un mundo de libertad!- No, tu mundo es un mundo en la levedad de la libertad.

Y el ciclo continúa, camino de su fin. Los vivos crecerán, y los muertos seguirán en sus tumbas. Espero que Nietzsche esté equivocado, ya que de no estarlo, volveremos a sufrir la insoportable levedad de la libertad.

El título de esta entrada es un claro juego de palabras cuyas reglas son las del título de la maravillosa novela de Kundera; gracias, Milan Kundera, por tu obra, y espero que, al menos, si no he conseguido mi propósito, que es el de despertar, sí que haya logrado que muchos de vosotros se interesen por la obra del magnífico autor, y en concreto, por aquélla objeto de mi juego, La insoportable levedad del ser.

27/6/10

¡Soy un orgulloso amigo de Israel! ¿Lo eres tú?

Inicio / Top

Creo, sin temor a equivocarme, que desde que este blog comenzó su andadura a través de las incontables unidades de información que segundo tras segundo navegan por la archiconocida red Internet, el enlace a la página I’m a proud friend of Israel! Are you??? se ha mostrado con orgullo y humildad ofreciendo a todos los que han descargado estas líneas en sus pantallas, bien por despiste, bien por recomendación, bien por interés y/o curiosidad, bien por cualesquiera sea la causa, , una puerta al conocimiento de nuestro querido y hermano pueblo de Israel.

Diariamente aparecen en los periódicos y telediarios noticias a favor y en contra de Israel, muchas más en contra que a favor. Es relativamente sencillo tergiversar y manipular los datos cuando el receptor no posee la suficiente información para realizar una valoración objetiva de los mismos. Imágenes, palabras huecas, grandilocuentes y sonoras, confluyen para dirigir y controlar.

Mis palabras no pretenden aunar esfuerzos en aras de alcanzar una meta. Sólo quieren despertar y animar al receptor de las noticias, para que además sea crítico e imparcial, ayudando a que éstas sean claras, y no translúcidas.

Recomiendo, entre otras publicaciones, la lectura de los estudios y ensayos de Matthew Levitt, quien fuese subsecretario adjunto de Inteligencia y Análisis en el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

Una nueva puerta al conocimiento y a la verdad.

24/6/10

Un inciso

Inicio / Top

Sin ser incisivo, y antes de arreglarme un poco para la cita que tengo con Don Pasquale, dejadme deciros, no sin antes mostrar una merecida disculpa, que de los comentarios se han marchado para no volver, o para no aparecer, las famosas letras de verificación.

Y yo sin saber que las susodichas más que filtrar, impedían, pues existía un conflicto entre ellas y mi pequeñita presencia, al fondo de la página, en la que, acompañado de mi poto y mi portátil, intento averiguar qué me deparará el futuro en los próximos mil nanosegundos (si miro más allá corro el riesgo de equivocarme); no quiero decir que como adivino tenga aún mucho que aprender, que lo tengo, pero es que mi sentido del humor me provoca.

Y como siempre casi pierdo el hilo. No fue este aprendiz, buen alumno, de adivino quien descubrió tal osadía alfabética, sino una persona muy especial (y además, muy atractiva, aunque seguro que volveré a ser calificado de adulador) quien, tras un viaje en el tiempo, me advirtió del asunto. Por tanto, asunto zanjado.

Así que, mis queridos lectores, asiduos y no tanto, fieles seguidores y esporádicos, os conmino a compartir vuestras palabras en este espacio, que es el vuestro, que os aseguro que, a partir de ahora, gracias a la inteligencia, la simpatía y la belleza, será más amable y placentero el dejar vuestros pensamientos y ocurrencias. ¿Quién inaugura la nueva temporada?

21/6/10

La flecha del tiempo

Inicio / Top

Cita el doctor Brian Greene en The Fabric of the Cosmos. Space, Time and the Texture of Reality al astrofísico británico Sir Arthur Eddington y su teoría de la “flecha del tiempo”, en una introducción ligera, audaz, de nuestra percepción del tiempo.

Estamos tan acostumbrados a que el día tiene 24 horas, y que las mismas están distribuidas en paquetes discretos, que diferirán unos de otros dependiendo de la tarea destinada a ese día, que transcurrimos inconscientes a lo largo de las mismas y de los mismos, sin tener plena consciencia de lo que es el pasar del tiempo. Y si no, fijaos. ¿Qué son 24 horas? 1440 minutos. Y, ¿qué son 1.440 minutos? 86.400 segundos. Puesto que la medida se hace incómoda para distribuir un día en minutos, y no digamos en segundos, acudimos a una unidad más grande, y de ahí las horas. Sabemos perfectamente qué son 24 horas, pero… si negociando las cláusulas de un contrato, el entrevistador nos espetara que tendríamos una jornada laboral de 144.000 segundos, ¿firmaríamos sin más, una vez revisadas las condiciones económicas?

Bien, ahora, cambiemos nuestra perspectiva. Y quizás este párrafo pueda sólo servir a aquellos que acudan a un gimnasio habitualmente. Bicicleta estática. Nuestro entrenador nos encomienda la sudorosa tarea de pedalear durante 15 minutos a buen ritmo… ¡Dios mío, si acabo de tomarme el postre! De acuerdo, puede ser un poco duro. Rebajemos el listón. Abdominales (no sé qué son peor). Dejémoslo en dos minutos de abdominales. ¿Que todavía parece mucho? De acuerdo. Un minuto. Un minuto concentrando nuestras abdominales (seguro que me sacan en el próximo capítulo de mi culebrón favorito con el torso al aire). Un minuto, nuestro abdomen al rojo, echando chispas. Un minuto que es una eternidad. Pero, entrenador, ¿cuándo se acabará este martirio?

Sigamos retorciendo nuestro punto de vista. Hagamos un largo viaje hacia atrás en el tiempo. Empieza a hacer calor, ¿verdad? Claro, nos estamos acercando a la gran expansión, mejor dicho, supuesta gran expansión. Está todo tan condensado que es difícil distinguir unas partículas (que no son tales, pero dejemos este asunto para otra entrada) de otras, y el calor se hace ya tan insoportable que ni el jarro de agua fría de la reforma laboral es capaz de calmar nuestro sofoco. Pero el tiempo está tan aglomerado a su vez que los segundos parecen siglos, y por ello somos capaces de observar, maravillados, cómo en el entorno temporal que existe entre 0,000000000001 y 0,0000000000000000000000001 segundos la temperatura ha aumentado o disminuido, dependiendo del sentido de nuestro viaje, la friolera (aunque este sustantivo con aires de calificador no sea precisamente el adecuado) de diez billones de veces. ¡Qué relativo que es el tiempo!

Hace dos fines de semana tuve un reencuentro con mis compañeros de colegio. Imágenes de hace 25 años pasaban por mi registro una tras otra, simultáneas, pisándose los talones. Miradas que han pasado por 25 años de experiencias volvieron a la inocencia de una adolescencia repleta de ilusiones, fantasías y proyectos. Abrazos, besos, risas, recuerdos, palabras escritas en el aire que volvieron a volar y cruzar nuestros sentidos. En cierto sentido, fue como cruzar el espacio-tiempo a través de un portal en el corazón. Sentimientos dormidos que despertaron, escenas imborrables que cobraron vida.

En Programación Neurolingüística acudimos a una herramienta llamada “anclaje” con el objetivo de volver a un estado de conciencia, o consciencia, como prefiráis, en el que nos sentimos conectados con nosotros mismos, y por tanto, capaces para desarrollar aquella actividad que nos bloquea en el estado actual.

Y es que el tiempo es una ilusión, y como tal, podemos manipularla a nuestro antojo. Quizás, con un buen “anclaje”, pero de ello hablaremos dentro de muchos, muchos segundos.

3/4/10

Proyecciones y apariencias

Inicio / Top

Aparentamos ser; renunciamos a ser; renegamos de nuestro ser; aparentamos ser, y el ciclo continúa. En vez de ser, y descubrir nuestro ser, impositivamente elegimos (lo que bien podría calificarse de oxímoron) no ser, y aparentar ser. En lugar de la unicidad, la multiplicidad. En lugar de la diferencia, la igualdad. Somos únicos, pero escogemos ser esclavos del discurso, siervos de la colectividad, obreros de la semejanza.

Encadenados en la cueva, destinados a remar hasta la extenuación, numerados y no nombrados, perdidos en la identidad y reconfortados en el colectivo. Muertos vivientes, condenados a ser no ser.

Y ante la impotencia de ser incapaces de ser, la rabia, como reacción. El odio y la agresividad se erigen así en las únicas fuerzas que consiguen despertar a los No Ser del letargo que es la inercia. Mas toda fuerza necesita un medio; uno de ellos, el vehículo, el utilitario, el coche. Una armadura que es espejo, proyección de nosotros mismos. Abanderada de nuestros deseos, intenciones e instintos. Adalid de nuestro ser, y de no ser.

Caballos que nos permiten ser caballeros o infames; soldados de la noble causa o mercenarios de la imbecilidad. El No Ser puede de esta forma quebrantar las normas y leyes enmascarado en su escudo motorizado, atacando a la convivencia, al respeto, a la vida, y a su vida misma, aunque no sea tal sino muerte en vida o vida aparente. El No Ser se crece detrás de un volante; el amo de la carretera. No existen señales, ni líneas; sólo caminos asfaltados en los que circulan otras armaduras a las que abatir, como si de una justa se tratase.

El tiempo. Al pedal, ni agua ni tregua; no hay tiempo. El tiempo es oro. Llegar el primero. No hay normas. No hay leyes. Hay que ser el primero. ¿El primero en qué, pregunto yo? No pasa nada, nunca pasa nada, hasta que sí pasa. Pero claro, mientras tanto, hay que llegar el primero. Y hacerse notar el primero. Y ser el primero en producir ruido. Y ser el primero… en no ser. Ese es su destino. Ser No Ser.

¿Cuál es tu elección, Ser, o eliges la imposición, el oxímoron, de ser No Ser?

31/1/10

Yo no soy…

Inicio / Top

… o yo no quiero. Dirigimos nuestra atención hacia la ausencia, la carencia, la nostalgia, el pasado, lo irrecuperable, el desánimo, la desesperación, el odio, la agresividad, el miedo; el adverbio de negación “no” es realmente importante en nuestro lenguaje. Priorizamos lo restrictivo. La negatividad es muy importante en nuestras vidas. Observamos nuestro interior y exterior a través de lentes programadas para alertarnos de todo aquello que deseamos y a quién o quiénes deseamos. Delante de nosotros, tres copas vacías, derrotadas, con su contenido desparramado por el erial que nos consume. A nuestra espalda siguen erguidas, repletas de abundancia, bienes y dichas, dos copas, clamando contra nuestra ceguera y por nuestra felicidad. Un simple gesto para caer en la cuenta de nuestro ofuscamiento; sin embargo, dejamos que nuestra atención continúe fija en la privación, la escasez y la penuria.

Volvamos al “yo no…”; vamos a cambiar ese “yo no soy/no quiero…” por un “yo soy/quiero…”. Parece, en principio, sencillo. Aunque cuesta. El vacío que deja el “no” nos trastoca. Si “yo soy/quiero…” entonces dirijo mi destino, y además, yo soy. Mas si “yo no soy/no quiero…” me doblego a designios y órdenes externas, y yo no soy. Me niego a mí mismo, por tanto. Vivir negando. No vivir.

Somos seres complejos. Biológicamente, mentalmente y espiritualmente. Pongamos nuestra atención, ahora, en nuestro cerebro, ese magnífico ordenador personal hasta ahora no equiparado por máquina alguna. Sí. No existe igual creado por el ingenio humano. Sé que muchos de vosotros pensaréis que estoy equivocado, y me podríais dar cientos, probablemente miles, de ejemplos en los que una computadora supera, aparentemente, con creces la capacidad de procesamiento del cerebro humano. Pensad y reparad en un detalle. Ellas son muy veloces, y nos proporcionan resultados brillantes, y asombrosos para el desconocedor en ese campo del conocimiento. Ahora bien, son tan sumamente excelentes en su trabajo porque concentran todos sus esfuerzos en la consecución de un objetivo, para el que han sido programadas. Volved a pensar y volved a reparar en otro pormenor, que podría nombrarse “pormayor”; sin ser expertos en nada, nuestro cerebro es capaz de proporcionarnos las suficientes herramientas para desarrollarnos como personas, a la par que cuida de que todas las funciones de nuestro cuerpo se mantengan activas para mantenernos con vida. Y si creamos excelencia en un campo concreto del conocimiento seguro que dejaremos en la cuneta a la última creación de los de la manzana o de los de las ventanas.

Nuestro cerebro es el más potente ordenador conocido. Y su lenguaje de programación, el propio lenguaje en el que nos han criado y educado. No se trata de producir oraciones vacías de contenido y llenas de sonoras y positivas promesas. El objetivo es cambiar nuestra manera de percibir tanto nuestro entorno como nuestro interior a través de la palabra. Utilizar nuevos comandos, o los mismos en un orden diferente. Podemos sanarnos con el buen uso de la palabra. Podemos enfermar con el incorrecto uso de la palabra. Fascinante, ¿verdad? Sean estas palabras una introducción que yo doy por válida para un mundo lleno de sorpresas gratificantes: La Programación Neurolingüística, más conocida por sus siglas, PNL.

5/1/10

¡Feliz comienzo de 2010, y feliz…

Inicio / Top

… nueva etapa de éste, nuestro blog! La vida es, caramba, ¿qué es la vida? Se han escrito muchos libros, ensayos, y palabras al respecto; y cantidades ingentes de pensamientos (si es que éstos pueden ser cuantificados), que no han conocido vida en forma escrita pero sí viven en un espacio intangible para nuestras 3+1 dimensiones, fueron creados con el también objetivo de dar a luz a la solución a la primera pregunta. Pero, ¿cuál era mi pretensión al comenzar esta entrada? ¡Ah, ya recuerdo! Extender a todos vosotros mis felicitaciones y buenos deseos por el comienzo de este año que ahora da sus primeros pasos y que se llama 2010 (veremos cómo sigue, y acaba); comunicaros que vuelvo al ejercicio de la palabra activa, manteniendo el esquema original, pero con importantes, sutiles cambios de fondo. Porque la vida es, si es que es algo, cambio y transformación.

Hallaréis nuevos temas sobre los que leer, comentar, reflexionar y debatir. Programación Neurolingüística, Geobiología, Radiestesia, Feng-Shui, y, por supuesto, demás desastres. Las cuatro disciplinas a las que acabo de hacer mención son objeto de mi interés, estudio e investigación, y he caído en la cuenta de que este medio, nuestro blog, es un magnífico soporte para compartir con vosotros mis nuevas ahora para vosotros inquietudes, que confío y espero sean también las vuestras, y de vuestro agrado. Un fuerte abrazo, y hasta la próxima entrada.