Probablemente hubiese sido más acertado titular la presente entrada, “asimilando sinónimos”, o, mejor aún, “asimilando integraciones”; también hubiera sido válido titularla, “integrando asimilaciones”, pero en este último caso recurrir a la Regla de L’Hopital o al Teorema de Stokes habría sido, si no preceptivo, sí de tener en cuenta.
Un primer párrafo propio de locos, o de besugos, sin ánimo de ofender al espárido. Perfecto para introducir que “asimilar” pueda ser tipificado como un “crimen contra la humanidad”. Claro, el verbo puede inducir a la pérdida de raíces. Vamos, que uno puede disfrutar de las ventajas que proporciona la civilización, y conserva los derechos a destruir y esquilmar ésta una vez que la “integración” tomó efecto. En otras palabras, ellos se “integran” y nosotros “asimilamos”.
Termino aplaudiendo las palabras de la actual canciller de Alemania, Ángela Merkel: “Nos sentimos ligados a los valores cristianos. Aquellos que no los acepten no tienen lugar aquí.” Claro, lamentablemente, su “aquí” no es nuestro “aquí”; en nuestro “aquí” condecoramos y vitoreamos a quienes no se integran pero persiguen nuestra “asimilación”. Igual van a tener razón aquellos que defienden que la Historia es cíclica. En cualquier caso, quiero que mi “aquí” sea el “aquí” de la canciller de Alemania, el “aquí” de Europa, el “aquí” de Occidente, el “aquí” de nuestra civilización cristiana.