3/3/09

Ortografía de la lengua española: un comienzo

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“TRITUR NUSUCUCA GARVER SIAL URTUTITO RARITRE GULO FUSO LA CARTA ROSA TE TRACE HA HE HI HO HU”

“DIJOLE EN CLASE CON MOFA SAL SEL SIL SOL NENINA NOMAL LLA LLE LLO LLU PRAPREPRIPRO PAR PER POR OL PA POL DE CALCUR”

Este galimatías que acaba de leer, ni es un acertijo basado en los números de Leonardo de Pisa (más conocido como Fibonacci), ni es un fragmento de texto de una variante diacrónica del castellano; es la “chuleta” que nos ayudará a recordar si tal o cual palabra va escrita con la letra “b” o con la “v”.

Recuerdo con cierta nostalgia el día en que tales palabras me fueron mostradas por primera vez. Fue un comandante, en aquel entonces, de la Guardia Civil quien, en una tarde de otoño, y sin mediar palabra, tomó una tiza con su mano derecha, y con firmeza y soltura, escribió, en la vacía pizarra, la letanía que puede que ya conociera usted; en caso contrario, hagamos de este día no un día sino una tarde, tarde de otoño.

Era yo en aquel entonces (redundancia admitida) un aspirante a la Escuela Naval Militar. Y no sé si por fortuna o por la falta de misma que ahora soy Ingeniero Técnico Industrial y Filólogo en lengua inglesa, con un doctorado en curso; creo que mi comandante lamentó, en aquel entonces (anáfora inevitable), que mi condición de aspirante se quedara en, precisamente, aspirante. Sin embargo, intuyo, que si algún día lee estas líneas, al menos esbozará una sonrisa de satisfacción al ver que sus enseñanzas son parte de mi actual existencia.

¿Por qué abrir una categoría dedicada a la ortografía? Porque considero que, más hoy que ayer, es preciso divulgar las normas de ortografía y el buen uso del lenguaje. No acudiré a estructuras asentadas de enseñanza; seguiré la filosofía del título de este “blog”, y seré fiel a un “desastre” organizado y equilibrado, en la medida de lo posible, pues uno también es humano, y como dice la locución latina, errare humanum est.

¿Cómo aplicar la muleta del encabezamiento? Sencillo. El primer párrafo corresponde a la “b”; el segundo, a la “v”. Desmenuce en sílabas los mismos, y tendrá que detrás de las mismas tendrá que venir, bien la “b”, bien la “v”. ¡Ojo!, que hay excepciones. No digamos ahora *sabia (por “savia”) o *tribial.

Recomendación: leer mucho y bien, y acudir, de vez en cuando — más de “de vez” que de “en cuando”—  al magnífico manual de D. Luis Miranda Podadera (en mi poder, la 41ª edición de su “Ortografía práctica de la lengua española”, de Editorial Hernando).

En el próximo “post”, más.