28/2/09

Cómo crear un icono para nuestro “feed”

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Siempre es reconfortante, y motivo de felicidad, el que un amigo te llame, o te escriba. Igual sensación provoca el ver cómo tu “blog” es visitado; no podría comenzar esta entrada de otra manera, y agradecer con amplia sonrisa a mis dos nuevos y “feedelizados” (como filólogo, me apunto la autoría del término) lectores el que lo sean; espero que con el tiempo mi contador crezca, bien geométricamente, o aún mejor, exponencialmente.

Y de los agradecimientos, pasemos al tema en cuestión. Si nos ponemos a buscar, o a navegar (siguiendo a los puristas de la red), entre los miles y miles de “blogs” que pululan por la web, encontraremos que todos buscan, de forma más o menos acertada, la manera de que el lector “de paso” pase a ser uno “de parada y fonda”, fidelizado, o “feedelizado”. La sindicación está de moda. Y como el diseño también lo está, nos vamos a encontrar con otros tantos (no tantos pero casi) iconos destinados a que seamos seguidores a tal o cual bitácora. No es de extrañar, pues la oferta de páginas creadas como almacenes de iconos e imágenes pueblan por doquier. Pero claro, ¿que ocurre cuando, como yo, queremos que nuestro “blog” sea lo más personalizado posible? Una buen camino (de hecho, el mejor) de conseguirlo es empezar con crear nuestro propio icono “feed”. Y a continuación, el cuerpo principal del texto.

Manos a la obra. Bien, la figurita que en su día se dibujó para convertirse en la puerta a un “feed” está formada de otras cuatro, a saber: un cuadrado con las puntas redondeadas en color naranja, un pequeño círculo blanco, y dos rectángulos curvados también de color blanco. Hasta el círculo, todo bien; los problemas comienzan con los dichosos “rectángulos curvados”. “¡Dios santo! ¿Y cómo los pinto?”, es lo que me pregunté cuando me puse a la tarea. “¡Ah, ya está!”, me dije con voz sonora. “No tengo más que pintar un cuarto de círculo, luego, los superpongo, sumo la forma restante, y…”, y después de un intento tras otro no conseguía más que tonterías, una detrás de otra. Estaba bloqueado con conseguir esas tiras curvadas.

“¡Gráficos vectoriales!”; la solución a mis quebraderos de cabeza tendría que ver con los susodichos. Así que, ni corto ni perezoso, me puse de lleno con el grafismo vectorial y ayudado con el programa Inkscape, potente editor de gráficos vectoriales, de código abierto; aún así, el proceso requería tiempo, y mucha paciencia (aclaro para el que la tenga, que aquí está una de las soluciones al embrollo, y el programa lo recomiendo de todas todas).

Pero tenía que encontrar una forma más eficiente, pues efectiva lo era la comentada en el párrafo anterior. Y entre mis búsquedas, topé con un tutorial dedicado a Photoshop, de excelente edición y explicaciones detalladas y claras; eso sí, está en inglés, pero hoy en día, si uno quiere desenvolverse con soltura en la WWW debe, al menos, comprender un texto en el idioma “anglosajónnormandolatino”. Podréis decirme que acabo de acudir a uno de los editores gráficos que precisamente no están al alcance de todos los bolsillos. Cierto. Y si así lo hago es porque precisamente tampoco figura entre mis programas del menú de inicio. El magnífico programa de Adobe es, además, sólo recomendable para aquellos profesionales del sector gráfico. Pero existe una variante, Photoshop Elements, que ya va por la versión 7 (yo trabajo con la anterior, número 6), y que es una excelente opción para todos aquellos que , como yo, queremos óptimos resultados gráficos y a un coste razonable.

Volvamos a los “rectangulitos”. En el tutorial del párrafo anterior se nos enseña a crear nuestro icono y empleando un carácter muy conocido, el del “copyright” (©). La solución es tan simple como ingeniosa. Al estar éste creado como gráfico vectorial lo podemos manipular a nuestro antojo, y si os fijáis, rotando y cortando debidamente, ¿qué obtenemos? ¡Exacto! Nuestros dos famosos “rectángulos circulares”. No os daré más pistas, porque el proceso resulta de lo más aleccionador. Un detalle; tened en cuenta que (al menos con mi versión de Photoshop Elements) para conseguir que la capa de diseño muestre nuestro carácter, antes hay que seleccionar un área con la herramienta de selección. Omito decir (y con esto no pretendo seguir los apostolados de Epiménides) que es necesario un mínimo conocimiento del diseño con capas.

¡Venga, vamos a ver quién consigue el logo más llamativo!; pues originales y creativos los serán todos.

12/2/09

Decorando nuestro blog

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En primer lugar, tengo que expresar mi agradecimiento a todos los “bloggeros” que sin atender al dichoso secuaz del Dios del Tiempo, o en otras palabras, nuestro querido amigo el reloj, pasan (seguro) horas, horas y más horas delante de las pantallas de sus respectivos ordenadores en pos de dar con el truco del almendruco para mejorar las bitácoras que, día tras día, inundan esa maraña que ahora comienza a llamarse “Web 3.0”. Yo, al menos de momento, no me incluyo en esa lista; sí en aquélla constituida por aprendices y novatos de la programación en HTML y en XHTML. Y por infantil que pueda parecer cada uno de mis logros, uno por uno será manifestado en esta sección, que espero que con ayuda del tiempo crezca y crezca, tanto en cantidad como en calidad.

Si ahora mismo estás leyendo estas líneas, en primer lugar, gracias por tu tiempo; y si así es, habrás observado un, permíteme el calificativo, gracioso dibujito que se repite a lo largo de la columna. Decirte que soy el padre de la criatura, y como por aquél entonces este “menda lerenda” que aquí te escribe aún no disponía de tarjeta gráfica (ahora, aunque modesta, sí), me dispuse (cambio la persona) de rotulador negro de punta ni muy fina ni muy gruesa, papel vegetal, y unas buenas dosis de paciencia en un marco de creatividad. Y es que como resulta que disfruto dibujando tiras cómicas (que pronto comenzaré a subir) pues también pasé un buen rato dando a luz a este simpático trazo. Una vez terminado, lo convertí mediante el escáner a un formato que estos cachivaches pudieran entender. El tipo de archivo que me ofreció el mejor resultado fue el .png, tanto por tamaño final como por su, como dicen por estos lares, “peso”.

Ya tenemos el archivo. Ahora, la pregunta de siempre: ¿Cómo (omito la consabida interjección) hacemos ahora para subir el (ahora omito cierto calificativo) archivo de marras? Pues muy simple. Primero, date de alta en un sitio web como Photobucket (hay más dónde escoger, como podrás imaginar; si lo aconsejo no es por publicidad, sino porque es el que utilizo, y francamente, me va bien). Segundo; una vez tenemos nuestro archivo en el servidor de imágenes, copiamos la URL y pegamos la dirección a la que apuntará Blogger donde queramos que nuestro dibujo, imagen, icono aparezca; en mi caso en la línea “background” y después de la definición del color de fondo. Con el atributo “repeat” logramos que aparezca en toda la página, bien en una línea (“repeat-x”) bien en la columna donde ves mi pequeño “Cajón desastre” (“repeat-y”). Y, ¿ves qué fácil?

Un último agradecimiento, vaya, dos; el primero para ti, querido lector, por dedicar tu tiempo en este mi, nuestro blog. Y el segundo para el equipo de Blogger, por desarrollar un entorno en el que nuestra imaginación pueda tener su lugar de expresión, ya sea mediante la palabra, ya sea mediante el diseño.

1/2/09

“Something is rotten in the state of…”

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Me pregunto si Marcelo, en su parlamento con Horacio, hubiese continuado y terminado su ya célebre frase con el término “Denmark”, de ser los tiempos en los que se desarrolla la vida del atormentado Hamlet no esos en los que Shakespeare situó su magistral obra de teatro, sino éstos de hoy en día, en los que la podredumbre es protagonista, y en casos concretos, directora de escena. Continuaría preguntándome, además, si Marcelo cambiaría el adverbio de cantidad “something” por otro de la misma familia, como “all” o “almost all”, para así ajustarse mejor a la realidad de un mundo, a la realidad de un país. Veamos el porqué de las preguntas suscitadas.

Es recomendado por un “Comité de Expertos” que el aborto sea libre y gratuito hasta la decimocuarta semana de embarazo, aunque algunos, por considerarlo un plazo corto, abogan por ampliar el mismo hasta la vigésima semana de embarazo. ¿Quién da más?

Al menos dos candidatos a las elecciones de cierta comunidad autónoma, ambos pertenecientes a respectivos partidos políticos y siendo ambos cabezas de lista de sus respectivas agrupaciones, utilizan como fondo subliminal en sus respectivas campañas electorales la sombra de aquel que acaba de ser elegido como máximo dirigente de uno de los países más influyentes del planeta. ¿Quién se apunta?

Cierta dama va a ser sometida a un lavado de cara en el que cada arruga disimulada llevará la firma bien visible del cirujano jefe, aunque ésta abulte más que la propia estría. ¿Remedio o enfermedad?

Esos que enarbolan la bandera de la democracia como si fueran los únicos que darían la vida por ella apoyan la dictadura que detenta el poder en un país hermano. ¿Quién lo entiende?

Los de antes más otros optan por la barbarie, y se separan de un estado legítimo y de derecho como es el Estado de Israel. ¿Alguna pregunta?

Más de seis años en cautiverio, después heroína internacional, y más tarde… ¿Un baño terapéutico?

Ante tanta podredumbre a Shakespeare no le habría quedado más remedio que cambiar algún que otro diálogo en su maravillosa obra de teatro. “All the world’s a stage.”